jueves, 19 de febrero de 2015

DIETA MEDITERRANEA


DIETA MEDITERRANEA

La dieta mediterránea consiste en un estilo de vida basado en una dieta equilibrada y variada en la que predominan los alimentos obtenidos de los cultivos tradicionales de esta zona geográfica bañada por el mediterráneo: el trigo, el olivo y la vid.
Los alimentos que constituyen la base de esta alimentación son:
  • El pan y la pasta, como principal fuente de hidratos de carbono.
  • El aceite de oliva como principal fuente de grasa.
  • El vino en cantidades moderadas durante las comidas.
  • Las hortalizas, las frutas, los frutos secos y las legumbres aportan a esta dieta gran cantidad de fibra y antioxidantes.
  • El pescado, las aves de corral, los productos lácteos y los huevos como principal fuente de proteínas y un menor consumo de carnes y grasas animales
Se observó que los países mediterráneos, tenían una dieta con unas determinadas características que eran comunes a todos ellos.
Estas poblaciones comen una cantidad relativamente alta de pescado y carnes blancas, cereales y leguminosas, frutas y verduras; una cantidad relativamente baja de carnes rojas; y, en forma moderada, consumen vino con las comidas.
La grasa usada en las comidas es mayoritariamente aceite de oliva. Esto conduce a una alimentación saludable que se caracteriza por ser:
  • Baja en grasas saturadas (carnes rojas)
  • Alta en grasas monoinsaturadas (aceite de oliva)
  • Balanceada en ácidos grasos poliinsaturados (omega-6 y omega-3)
  • Baja en proteína animal
  • Rica en antioxidantes (frutas, frutos secos, verduras y legumbres)
  • Rica en fibras (frutas, verduras, legumbres y cereales)
Este tipo de dieta coincidía con la baja frecuencia de enfermedades coronarias y un nivel más bajo de colesterol en sangre en los habitantes de estos países en relación a los de otros países.
El estudio demostró que era el tipo de grasa de la dieta, más que su cantidad, la que estaba relacionada con este riesgo cardiovascular, de modo que un consumo bajo de grasa saturada y mayor de monoinsaturada (aceite de oliva) y poliinsaturada (pescado) se asoció a una menor frecuencia de enfermedades coronarias y de mortalidad debido a estas patologías. Posteriormente se vio que la dieta mediterránea no sólo protege de la enfermedad cardiovascular, sino que además aporta gran cantidad de antioxidantes (en relación con los alimentos de origen vegetal) que protegen del envejecimiento celular y la carcinogénesis.
Un estilo de vida más sano
De la necesidad de esquematizar estos alimentos y su proporción dentro de una dieta equilibrada surgió la pirámide alimentaria. Ésta se basa en las proporciones de nutrientes que constituían clásicamente la dieta mediterránea y consiste en un gráfico que muestra el tipo y cantidad de alimentos que deben tomarse. Cada región tiene un clima, cultivos y usos diferentes de forma también disponen de alimentos diferentes. Así, puede realizarse una pirámide adaptada a cada uno de ellos, pero en todos los casos se mantiene un esquema general con la proporción de los nutrientes que deben consumirse.

Menú mediterráneo modelo
Desayunos y/o meriendas
Opción 1:
- Café o té con leche desnatada.
- Cereales con un poco de miel
- Galleta o tostada untada con queso blanco.
Opción 2:
- Frutas a gusto.
- Cereales con un poco de miel
Opción 3:
- Café o té.
- Un yogur desnatado.
- Galleta o tostada untada con queso blanco.
Lunes
- Pollo a la plancha (sin piel).
- Ensalada de zanahoria rallada y huevo.
- Legumbres
Martes
- Brócoli con limón y aceite de oliva virgen y Pescado
- Tortilla de patatas

Miércoles
- Bistec a la plancha.
- Arroz
- Verduras gratinadas
Jueves
- Hamburguesas caseras de verdura, garbanzo, soja o carne
- Ensalada caprese
- Papa o patata al horno

Viernes
- Empanadas de atún
- Pollo a la plancha con ensalada de espárragos y palmitos con limón

Sábado
- Paella
- Caldo de verduras

Domingo
- Pasta con tomate
- Coles de bruselas
Recomendaciones:
  • No debes ingerir pan, bollería o dulces.
  • Bebe 2 litros de agua al día.
  • Consume las frutas con 3 horas de margen con el resto de alimentos.
  • Si no toleras algún alimento, puedes sustituirlo por uno semejante.
  • Frutas al gusto (máximo una vez a la semana).
  • Cocinar con aceite de oliva.
·         Las frutas son un grupo de alimentos de origen vegetal, con un alto aporte de vitaminas, minerales, fibra y agua, y un bajo contenido energético. Estudios sobre la dieta mediterránea destacan los nutrientes que aparecen en las frutas como agentes que repercuten beneficiosamente en la salud.
Las frutas juegan un papel importante en la alimentación equilibrada en cualquier etapa de la vida. Son alimentos bien aceptados por las personas mayores, básicos durante la edad adulta e imprescindibles para la formación de buenos hábitos alimentarios en la infancia y adolescencia. Por otro lado, la disminución observada en el consumo de frutas, sobre todo en la población infantil y juvenil, hace necesario un esfuerzo imaginativo para hacer llegar a la población la conveniencia de su consumo por su valor nutricional y papel protector de la salud. En España, el consumo de fruta es el doble respecto al del norte de Europa.
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·         El aceite de Oliva y la salud
·         El cuerpo humano, para mantener sus funciones vitales, necesita un equilibrio entre los distintos grupos de alimentos (hidratos de carbono, proteínas y lípidos o grasas).
·         Las grasas ocupan un lugar predominante dentro de la dieta, al ser nutrientes indispensables para el organismo. Su función principal es el aporte de la energía que permite al individuo desarrollar su actividad física e intelectual. Son también una fuente de calor.
·         Además, como algunas vitaminas (A, D, E, K) sólo son solubles en grasas, dependen necesariamente de ellas para su absorción.
Dentro de las grasas, las que proporcionan mayores beneficios para la salud son las monoinsaturadas. El máximo exponente de las grasas monoinsaturadas es el aceite de oliva, componente fundamental de la dieta mediterránea.
·         El aceite de oliva no es sólo una grasa culinaria de agradable sabor, que favorece el consumo de otros alimentos, sino que su valor nutritivo y sus beneficios para la salud han sido sobradamente demostrados, siendo aún objeto de numerosas investigaciones científicas para confirmar otros beneficios que se presume que tiene. Es un zumo natural que conserva el sabor, aroma, vitaminas y propiedades de la aceituna, siendo el único aceite vegetal que puede consumirse tal como se obtiene.
·         El aceite de oliva está compuesto principalmente por ácido oléico, que representa alrededor del 75% del total, pero, además, es rico en vitamina E, betacarotenos y otros antioxidantes. Aunque se trata de una grasa y, por tanto, de un alimento rico en calorías (9 cal/g), la experiencia demuestra que las poblaciones que toman diariamente 60 g de aceite de oliva tienen una vida sana y que su consumo dentro de una dieta equilibrada, sustituyendo a otras fuentes de grasa menos convenientes, no produce sobrepeso.
 Pastas
·         La materia prima más recomendada para la elaboración de las pastas son las sémolas de trigo duro, el cual tiene un alto contenido en proteínas, es rico en gluten y relativamente más pobre en almidón que el trigo blando. Este tipo de trigo tiene la particularidad de que aún después de la molienda, sus productos siguen siendo granulosos, lo cual permite que se elabore una pasta que resiste bien la cocción, es más consistente y apenas se pega.
La sémola presenta un color amarillo ámbar, uniforme en toda la superficie. Es ligeramente áspera al tacto. En la cocción, aumenta hasta tres veces su volumen.
·         Es indiscutible el valor nutritivo de la pasta, teniendo en cuenta que se elabora a partir del trigo. Más importante es aun la riqueza nutricional que tienen las pastas elaboradas con huevo. Anteriormente vimos que las proteínas del trigo eran de bajo valor biológico y que necesitaban ser combinadas con otros alimentos proteicos. En las pastas “al huevo” esta situación es perfecta. Las proteínas del trigo se combinan con las proteínas del huevo (de alto valor biológico) para dar un alimento muy nutritivo. Por otra parte, la pasta normalmente se aliña con aceite, y en la cuenca mediterránea al hablar de aceite, hablamos generalmente del de oliva. Las conclusiones son obvias, un plato casi perfecto desde el punto de vista nutricional.
·         Los expertos en alimentación sugieren comer diariamente almenos 100 g de pasta porque de este modo se da al organismo de un 14% a un 18% de su necesidad energética. Ha sido probado clínicamente que la pasta baja el grado de colesterol en la sangre y favorece el funcionamiento regular de la tiroide. La pasta, moderadamente condimentada puede ser incluida también en dietas de adelgazamiento. De hecho, al aumentar de volumen durante la cocción provoca saciedad manteniendo las calorías en los límites permitidos.
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·         Fruta es sinónimo de salud. Veamos el porqué:
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·         1. Su alto contenido de agua facilita la eliminación de toxinas de nuestro organismo y nos ayuda a mantenernos bien hidratados...
·         2. Su aporte de fibra, ayuda a regular la función de nuestro intestino y a evitar o corregir el estreñimiento. La fibra tiene un gran interés dietético ya que, además, posee efectos beneficiosos tanto en la prevención como en el tratamiento de ciertas enfermedades (exceso de colesterol, diabetes, obesidad, cálculos en la vesícula biliar, hemorroides y venas varicosas, divertículos, cáncer de colon y úlcera).
·         3. Son fuente casi exclusiva de vitamina C. Los expertos en nutrición recomiendan tomar como mínimo tres piezas de fruta al día, procurando que una de ellas sea rica en vitamina C (cítricos, kiwi, melón, fresas, tropicales...).
·         4. Contiene antioxidantes que protegen frente a enfermedades relacionadas con la degeneración del sistema nervioso, enfermedades cardiovasculares e incluso el cáncer. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha confirmado en los últimos años los resultados de diversos estudios de investigación que ponen de manifiesto los efectos anticancerígenos de frutas y verduras, particularmente contra el cáncer del tracto gastrointestinal y contra el de pulmón. Según los estudios, uno de cada diez pacientes afectados por algún tipo de cáncer ha mantenido una insuficiente alimentación a base de frutas y verduras. Otras frutas muy saludables son los cítricos y algunas frutas tropicales ricas en vitamina C, beta-caroteno, vitamina E y otras sustancias con propiedades antioxidantes, que se utilizan contra enfermedades cardiovasculares, cataratas, cáncer de mama, ovarios o vejiga.
·         Valor regulador
·         Las frutas son buena fuente de vitaminas y minerales.

Vitaminas: destaca el contenido de vitamina C (en cítricos, frutas tropicales, melón, fresas y grosellas negras) y de provitamina A (en albaricoques, cerezas, melón y melocotón...), ambas de acción antioxidante. En menor proporción, se encuentran otras vitaminas del grupo B solubles en agua, biotina y ácido pantoténico (albaricoques, cítricos, higos...). En general, son más ricas en vitaminas las variedades coloreadas, las de verano y las frutas expuestas al sol. Como curiosidad: dentro de un mismo árbol, los frutos orientados al sur son más ricos en vitaminas que los orientados al norte; los de la cúspide más ricos que los de las faldas y los exteriores. más ricos que los interiores.

Minerales: en las frutas abunda el potasio (necesario para la transmisión del impulso nervioso y para la actividad muscular normal, contribuye al equilibrio de agua dentro y fuera de la célula). Son ricas en potasio el plátano, kiwi, nectarina, nísperos, melón, uva negra, cerezas, albaricoques, ciruelas, coco fresco, aguacate, piña, chirimoyas y papaya. También aportan magnesio (relacionado con el funcionamiento del intestino, nervios y músculos, forma parte de huesos y dientes, mejora la inmunidad y la resistencia ante enfermedades degenerativas, posee un suave efecto laxante y es anti estrés).
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·         El Pescado
·         El pescado, característico también de la dieta mediterránea y cuya grasa es beneficiosa para la salud. Estudios llevados a cabo en las poblaciones esquimales de Groenlandia, cuya alimentación era prácticamente a base de pescado y no consumían grasas vegetales, mostraban como la baja incidencia de enfermedades cardivasculares de esta población se debía a los ácidos grasos poliinsaturados del pescado y más concretamente de los omega-3. Estos componentes aumenta las HDL y disminuyen las LDL.
·         Legumbres, cereales (arroz, pastas, muchos de ellos integrales), frutas y verduras, aportan a la dieta mediterránea además de variedad, vitaminas, minerales, sustancias antioxidantes, fibra e hidratos de carbono complejos.
·         La Dieta Mediterránea se puede considerar casi una dieta vegetariana en cuanto a los beneficios de ésta por el alto aporte de vitaminas, minerales, sustancias antioxidantes y fibra, pero solventa las deficiencias que la alimentación vegetariana estricta, presenta ciertos nutrientes como la vitamina B12
·         El aceite de oliva, ampliamente utilizado en la cocina mediterránea es rico en ácidos grasos monoinsaturados. Muchos estudios han demostrado que estos ácidos grasos regulan las proporciones sanguíneas de HDL ("colesterol bueno") y LDL ("colesterol malo"), teniendo un efecto protector frente a la formación de placas de ateroma en las arterias.
En la cocina mediterránea se utiliza aceite de oliva o de semillas para cocinar y condimentar los platos a diferencia de mantequillas y otras grasas animales utilizadas en otros países como en los del Norte de Europa.
·         Asimismo se consumen las rebanadas de pan solas o con aceite de oliva y no untadas con mantequilla, manteca de cacao u otras grasas.
EJEMPLO MENÚ SEMANAL
Lunes
-Desayuno: 1 café con leche, 1 rebanada de pan con aceite de oliva, 1 vaso de zumo de naranja natural.
-Media mañana: 1 pieza de fruta.
-Comida: Lentejas guisadas, albóndigas con guisantes y zanahoria, fresas con nata.
-Merienda: Queso fresco con miel.
-Cena: Ensalada mixta, pescado al horno con patata asada, 1 yogur natural o de frutas.
Martes
-Desayuno: 1 vaso de leche con cereales de desayuno, 2 piezas de fruta
-Media mañana: 1 pincho de jamón y queso.
-Comida: Arroz a la cubana (arroz, huevo y tomate), ensalada templada (lechuga, champiñones y bacon), 1 postre lácteo.
-Merienda: Macedonia de frutas.
-Cena: Puré de calabacín, salmón a la plancha, 1 pieza de fruta.
Miércoles
-Desayuno: 1 café con leche, 1 tostada de pan con aceite y tomate, 1 zumo de frutas.
-Media mañana: 1 café con leche.
-Comida: Patatas guisadas con carne, endivias con queso fresco y anchoas, 1 yogur con frutos secos y miel.
-Merienda: 1 bocadillo de jamón serrano.
-Cena: Pimientos rellenos, revuelto de ajetes y gambas,1 pieza de fruta.
Jueves
-Desayuno: 1 café con leche, 6 galletas, zumo de naranja natural.
-Media mañana: 1 pincho de tortilla.
-Comida: Sopa de cocido, cocido1 pieza de fruta.
-Merienda: 1 cuajada con miel.
-Cena: Puré de zanahoria, merluza en salsa verde, 1 pieza de fruta.
Viernes
-Desayuno: 1 yogur natural con cereales, 2 piezas de fruta.
-Media mañana: 1 café con leche, 1 magdalena.
-Comida: Macarrones con tomate y carne picada, ensalada de lechuga, tomate, cebolla y maíz, 1 natilla.
-Merienda: Macedonia de frutas con yogur.
-Cena: Sopa de verduras, croquetas de bacalao con zanahoria, 1 pieza de fruta.
Sábado
-Desayuno: 1 café con leche, 1 trozo de bizcocho, 1 pieza de fruta.
-Media mañana: 1 rebanada de pan con tomate y aceite.
-Comida: Espinacas con jamón y pasas, lomo a la Naranja, 1 yogur de frutas
-Merienda: 1 café con leche, 2 pastas de té.
-Cena: Ensalada de kiwi, nueces y manzana, tortilla de patatas, 1 vaso de leche.
Domingo
-Desayuno: 1 café con leche, 2 torrijas, 1 zumo de naranja natural.
-Media mañana: 1 vaso de vino o 1 refresco, 5 aceitunas.
-Comida: Ensalada mixta, paella, mousse de yogur con miel.
-Merienda: 1 rebanada de queso fresco y membrillo.
-Cena: Sopa de pescado, pollo con cerveza y manzana, 1 pieza de fruta.
Hemos oído hablar en multitud de ocasiones de los beneficios de la Dieta Mediterránea, rica en alimentos antioxidantes y con ello, capaz de mantener nuestras células jóvenes durante más tiempo.
Pero, ¿Qué sustancias y alimentos son capaces de llevar a cabo esta acción en nuestro organismo? ¿Cuáles son los alimentos saludables? ¿Cómo combinarlos? Contestaremos a estas y otras cuestiones de forma sencilla:
- Aceites y grasas saludables: El aceite de oliva es el verdadero elixir de juventud de la Dieta Mediterránea. Al igual que otros aceites vegetales como el de girasol, el de aguacate o de frutos secos, es rico en vitamina E un potente antioxidante.
- Hortalizas frescas y también cocinadas: Los frutos coloreados suelen ser ricos en antioxidantes. En las hortalizas frescas destaca la vitamina C como principal antioxidante, uno de los alimentos con mayor concentración de esta vitamina es el pimiento rojo.
El tomate por ejemplo, presenta un antioxidante llamado licopeno capaz de prevenir determinados tipos de cáncer y el envejecimiento celular. El licopeno del tomate aumenta su actividad con el calor, por lo que las salsitas de tomate caseras son una excelente opción para cuidarse.
- Frutas: Las fresas y los albaricoques son dos de las frutas con más efecto antioxidante pues concentran tres sustancias potencialmente activas como son las vitaminas A, C y E.
- Vino tinto: Una tradición para la dieta mediterránea, aunque siempre tomado en su justa medida (máximo un par de copitas al día). Los taninos de las uvas y el cinc, así como otras sustancias como los polifenoles, hacen de esta bebida un verdadero protector de nuestro corazón.
- Chocolate negro: Al igual que el ejemplo del vino, el chocolate negro además de ser bueno para nuestras células es un verdadero placer para nuestro paladar. El cacao es rico en unos antioxidantes llamados flavonoides capaces de mejorar la circulación sanguínea y con ello la oxigenación de nuestras células.
- Especias e infusiones: El uso de canela, menta o nuez moscada en nuestras preparaciones culinarias puede llegar a aportar un cuantioso extra de antioxidantes. Entre las infusiones, las hojas del té verde son ricas en polifenoles, selenio y vitaminas antioxidantes A, C y E. Existen otras como el jengibre, el anís o el regaliz capaces de frenar la oxidación interna de nuestras células.
- Coenzima Q-10: Es una sustancia muy conocida y apreciada en el mundo de la estética por su poderoso efecto rejuvenecedor. Nuestro cuerpo puede sintetizarlo de manera natural a través de la ingesta de alimentos como pescados azules, cacahuetes y soja.


Ejemplo de Dieta Antiage
DESAYUNO: Té con leche + Tostadas integrales con un chorrito de aceite de oliva + Zumo de naranja natural.
MEDIA MAÑANA: Fresas troceadas mezcladas con yogur + Una pastillita de chocolate negro.
COMIDA: Potaje de garbanzos y bacalao + Pechuga de pollo con pisto de tomate [una copita de vino] + 2 albaricoques.
MERIENDA: Sándwich de atún y lechuga + un puñadito de cacahuetes + Infusión de jengibre.
CENA: Crema de calabaza + Bacalao a la vizcaína (con guarnición de ensalada de aguacate y nueces) + Infusión de pasiflora.
Artículo escrito por Cynthia Rodríguez Caballero de menudiet.es
A continuación el menú completo para una semana de conocida dieta.
Desayuno
Un yogur natural concerealesy miel
- Una cucharada de levadura de cerveza
- Una fruta del tiempo
- Un té o café solo o con leche
Media mañana
- Frutos secos
Merienda
- Un zumo de naranja con copos de avena
Lunes
Almuerzo
- Arroz tres delicias
- Filete de ternera con ensalada
- Una naranja
Cena
- Crema de calabacín
- Pan con tomate y una tortilla a la francesa
- Requesón con nueces y miel
Martes
Almuerzo
- Melón con jamón
- Bonito a la plancha
- Piña natural o papaya
Cena
- Espinacas a la catalana (con pasas y piñones)
- Pescado a la plancha
- Yogur con frutas
Miércoles
Almuerzo
- Ensalada de lechuga y aguacate
- Gambas a la plancha
- Queso fresco con uvas
Cena
- Patatas cocidas con judías verdes

- Tortilla de berenjena- Un kiwi
Jueves
Almuerzo
- Ensalada de lechuga y tomate
- Arroz con lentejas
- Un yogur con pasas
Cena
- Ensalada de pasta
- Pan con tomate y atún al natural
- Una manzana asada con miel
Viernes
Almuerzo
- Ensalada de tomate, berros y mozzarella
- Filete de salmón a la plancha
- Yogur con piñones
Cena
- Patatas gratinadas
- Sepia a la plancha
- Macedonia de fruta fresca
Sábado
Almuerzo
- Gazpacho
- Bacalao con garbanzos
- Manzana asada con miel
Cena
- Crema de verduras
- Pan con tomate con tortilla de perejil
- Queso fresco con membrillo
Domingo
Almuerzo
- Ensalada de tomate y lechuga
- Espaguetis con almejas
- Kiwi con zumo de naranja
Cena
- Guisantes salteados con jamón
- Filetes de caballa
- Cuajada con miel

Dieta Mediterraneo y Parkison

Las alteraciones motoras y psíquicas que provoca el Parkinson, entre ellas la disfagia, el estreñimiento y la depresión que acarrea la falta de autonomía, traen consigo tanto la dificultad para alimentarse como la pérdida del apetito. De ahí que sea tan importante analizar las implicaciones de una dieta acorde a cada estado evolutivo así como las posibles interacciones de los alimentos con la terapia.
Según un artículo aparecido en Diario Médico, hasta la fecha sólo el consumo de café, té negro y vitamina E han demostrado tener cierto efecto preventivo sobre el riesgo de contraer Parkinson, la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente en España, con una prevalencia nacional de 20 diagnósticos nuevos por cada 100.000 habitantes al año. Su causa se desconoce. Y es que al igual que sucede con el Alzheimer existe cierto porcentaje de afectados que padecen una forma hereditaria; sin embargo, la mayoría de los casos son fruto de la interacción entre la genética y los factores ambientales todavía por descubrir. Esto no ha impedido a la epidemiología tratar de establecer conexiones entre los hábitos dietéticos y el posible desarrollo de la enfermedad.
Tal y como reza este artículo, son muchas las investigaciones que se han realizado a este respecto. Se ha dicho, entre otras cosas, que el consumo de productos lácteos en varones acarrea un mayor peligro. El curry salió a colación en algún estudio pero nunca más se supo, y lo mismo sucede con las grasas saturadas. Así lo han explicado GurutzLinazasoro, director del Centro de Investigación de Parkinson de la Policlínica de San Sebastián, que ha participado en el primero de los debates sobre Nutrición y Enfermedades Neurodegenerativas celebrado por Diario Médico, con el patrocinio del Instituto Tomás Pascual, junto a Francisco Grandas, neurólogo del Hospital madrileño Gregorio Marañón, y María José Catalán, neuróloga del Hospital Clínico San Carlos, también en Madrid.
En qué consiste la enfermedad.
La Enfermedad de Parkinson es una patología del sistema nervioso. Afecta a la zona del cerebro encargada del control y coordinación del movimiento del tono muscular y de la postura. En esta zona del cerebro, llamada sustancia negra, existe un componente químico, la dopamina. La presencia de dopamina es esencial para la regulación de los movimientos, es decir, para que los movimientos se realicen de una forma efectiva y armónica. En la Enfermedad de Parkinson, se produce una degeneración de la sustancia negra, cuya consecuencia es la disminución de la dopamina. Es por ello que las principales manifestaciones de la enfermedad expresan un control deficiente de los movimientos: temblor, lentitud, rigidez y alteraciones de la postura y de la marcha. Constituye una de las causas más comunes de incapacidad en las personas mayores, aunque cada vez afecta a personas más jóvenes, incluso a menores de 40 años.
Los síntomas más comunes son: temblor (más evidente cuando se está en reposo, lento y rítmico y no se presenta en todos los casos), ralentización del movimiento o bradicinesia (falta de expresión en la cara, escritura lenta y de trazos pequeños, que se da tanto en los movimientos automáticos, como deglutir, parpadear, etc., como en los voluntarios), rigidez muscular (resistencia a mover pasivamente las extremidades), anomalías posturales (inclinación de la cabeza y el tronco hacia delante, tendencia a mantener los codos y rodillas encogidos), anomalías al andar (marcha lenta, levantando poco los pies del suelo, pasos cortos y rápidos, episodios de bloqueo, aumento brusco del ritmo de la marcha), trastornos del equilibrio (se pueden manifestar en un estadio avanzado de la enfermedad), estreñimiento, insomnio, alteración de la visión, etc. La terapia actual reduce al máximo sus síntomas y combina fármacos, pautas dietéticas, fisioterapia, logopedia, atención psicológica y en casos seleccionados, cirugía.
Qué debe tener en cuenta la dieta.
Tal y como recoge GurutzLinazasoro en su libro No te comas el coco. Comida cerebrosaludable, publicado hace unos años junto al prestigioso cocinero Martín Berasategui a beneficio de la Asociación de Parkinson Guipúzcoa (Aspargui), la dieta debe tener en cuenta el tratamiento farmacológico, el estreñimiento frecuente, y las dificultades que presentan los pacientes para comer y deglutir. Teniendo en cuenta que las necesidades nutricionales de cada individuo varían según las circunstancias fisiológicas, psicosociales y patológicas de cada momento, así también su alimentación debe adaptarse a cada momento. Unos hábitos alimenticios saludables repercuten favorablemente en nuestra vida, pero no sólo en el momento actual, sino también a largo plazo y ayudan a tener un «envejecimiento cerebral exitoso». El cerebro no es una excepción en estos casos, y una buena alimentación puede ser una medida que ayude a prevenir o retardar la aparición de dolencias neurodegerativas asociadas normalmente a la edad, como el parkinson, el Alzheimer, la pérdida de la memoria, etc.
La edad perfecta para comenzar a adquirir ciertos hábitos de alimentación saludable es la infancia. “De hecho los niños, uno de nuestros públicos objetivos en esta obra, han de acostumbrarse a desayunar bien, comer verdura, cinco piezas de fruta al día y no abusar de la bollería industrial”, explica el doctor Linazasoro. En el caso de las personas que padecen alguna enfermedad neurológica crónica, “resulta decisivo adaptar la alimentación a sus necesidades, teniendo en cuenta sus hábitos, su nivel de autonomía y su calidad de vida”, explica el doctor Linazasoro.
Enseñar a comer bien: fundamental.
Los problemas motores de coordinación característicos del Parkinson, junto con la característica rigidez y las temidas discinesias, limitan ciertas actividades funcionales, entre las que se haya la deglución o la habilidad para comer de forma independiente. Así, esta enfermedad es mucho más que una alteración muscular, acarreando, por ejemplo, un importante desgaste a nivel anímico que puede redundar en cuadros de anorexia, desnutrición y malnutrición. “Muchos pacientes -advierte el doctor Grandas- pierden la atracción que sentían hacia la comida”. La sensación de recompensa se esfuma y “la comida pasa a un segundo o tercer plano en el tratamiento del Parkinson, cuando está más que demostrado que su papel es determinante para surtir de energía al organismo”, añade Linazasoro. Así pues, ¿qué puede hacerse al respecto?
1.    La flexibilidad de horarios es un consejo habitual. “Permitir que el enfermo coma cuando realmente pueda comer, adaptándose a sus horarios, es necesario”, según Grandas.
2.    Del mismo modo, “la supervisión del menú y procurarle alimentos de fácil masticación son medidas sencillas que pueden mejorar la calidad de vida”, agrega Catalán. En este punto incide sobre la paradoja que representa en esta enfermedad típicamente enlentecedora el hecho de “con frecuencia los pacientes se aceleren a la hora de comer, incurriendo en un mayor número de atragantamientos y una mayor frustración”.
3.    Para evitarlo, tanto Catalán como sus colegas recomiendan comer despacio y en pequeñas cantidades, sentarse en una postura correcta y utilizar cubiertos fáciles de sostener. Según la experta, “instruir al paciente en el arte de comer bien debe erigirse como pilar básico”.
La dieta mediterránea: la más cerebros saludable.
“Una dieta prudente, como la mediterránea, tiende a considerarse positiva; en cambio, es difícil hablar del valor individual de un alimento por separado”, señala Linazasoro. A título anecdótico la triada de expertos coincide en que las dietas hipocalóricas son beneficiosas para la neurogénesis, pero “hay que saber dónde pisamos para no caer en problemas de pérdida de peso, agravados por la inhibición del apetito que pueden causar la depresión o la propia medicación, la ausencia de sentido gustativo o las simples dificultades para ejercitar el movimiento que lleva la cuchara de la mano a la boca”, matiza Grandas.
De cualquier manera, el consejo más importante para conseguir un envejecimiento saludable, según los autores de este libro, se resume en cuatro palabras: “seguir la dieta mediterránea”. Ésta consiste básicamente en consumir frutas, verduras, legumbres, pescados y aceite de oliva. Los autores destacan que “cada día existen más evidencias del efecto positivo de estos alimentos, la mayoría de ellos ricos en omega-3”. Los antioxidantes (que se encuentran, por ejemplo, en las nueces) también resultan muy beneficiosos para luchar contra el envejecimiento. Pero es igualmente importante  beber entre ocho y diez vasos de agua diarios (entre 1,5 y 2,5 litros).
“Simplemente se debe buscar un equilibrio y tener mucho sentido común: tener una dieta saludable y no ingerir -en la medida de lo posible- alimentos ricos en calorías”, añade el doctor Linazasoro. De ahí que los autores resalten que “comer bien resulta una mezcla entre inteligencia y placer”.
El papel de las vitaminas y los antioxidantes.
En el libro, Linazasoro aseguraba que se había comprobado que la ingestión de vitaminas B6, B12 y ácido fólico no tenía ninguna repercusión sobre el riesgo de contraer parkinson. Tampoco la vitamina C ni los carotenoides de las zanahorias y otros productos hortofrutícolas frescos. Por otra parte, aunque la influencia de los ácidos omega-3 no está del todo clara, hay pruebas experimentales que les otorgan un papel protector debido a sus propiedades antioxidantes”. Podría pensarse así que los suplementos vitamínicos antioxiodantes son de ayuda; sin embargo, su eficacia no está demostrada.
La levodopa y los alimentos.
Otro aspecto que ha dado que hablar, según Linazasoro, es el de la concentración de levodopa en determinados alimentos. Es el caso de las habas, concretamente de las vainas. “Contienen esta sustancia, pero habría que tomarse sacos para sustituir a la pastilla”, indica al respecto. “Pero hay una cuestión todavía más importante -interviene Catalán-, y no es otra que la de la relación de este fármaco puntero dentro del arsenal dispuesto para tratar la enfermedad, con las proteínas”. Antes de tornarse en dopamina la levodopa se sube al mismo autobús que las proteínas para llegar al cerebro. Esto significa que no se absorbe en el estómago sino en el intestino, por lo que, de acuerdo con Linazasoro, “si el paciente toma la levodopa junto con alimentos ricos en proteínas, éstas compiten con la levodopa para atravesar el intestino y el resultado es una importante pérdida de ésta”. Otro factor limitante de su absorción es el estreñimiento, que afecta al 90 por ciento de los afectados por Parkinson y puede combatirse con una intensificación del consumo de agua, fibra, verduras y fruta.
Esto hace que, aunque en fases avanzadas sí pueda administrarse la levodopa después de comer, cuando se presupone que existe más tolerancia, en etapas avanzadas convenga tomarla media hora antes, así como dejar las proteínas para la cena, en lo que se conoce como “una redistribución proteica, que pasa por asumir una dieta baja en proteínas en los periodos del día que deseemos disfrutar de mayor movilidad”, apunta la doctora María José Catalán, del Hospital Clínico San Ca
La dieta mediterranea puede ayudar a proteger el cerebro de la demencia y el Alzheimer.
Durante décadas, los nutriólogos han elogiado la dieta mediterránea, en especial por sus beneficios para la salud del corazón. Ahora, un estudio estadounidense sugiere que seguir la dieta puede reducir el riesgo de desarrollar una discapacidad cognoscitiva leve, que puede ser una etapa de transición entre la función cerebral normal y la demencia o enfermedad de Alzheimer. (De acuerdo con la Sociedad Canadiense de Alzheimer, unos 500,000 canadienses tienen Alzheimer o una enfermedad relacionada con él).

Aunque se necesita mayor investigación, el estudio estadounidense relaciona la dieta con niveles estables de glucosa sanguínea, una mejoría en los niveles de colesterol y una mejor salud de los vasos sanguíneos, que en conjunto ayudan a reducir la discapacidad cognoscitiva leve.
¿En qué consiste esta dieta? Utiliza un chorrito de aceite de oliva, una copa de vino de vez en cuando y una variedad de ingredientes coloridos.
Ideas para menús mediterráneos
 * Abastécete de carbohidratos “inteligentes”: cereal o pan tostado integral en el desayuno; una porción de arroz, granos o frijoles como guarnición en la comida.
 * Sustituye la mantequilla por aguacate.
 * Come frutas y vegetales enteros todos los días. Corta y guarda fruta fresca en el refrigerador. Y llena los platos de la comida y la cena con vegetales de hojas verdes.
* Usa aceite de canola u oliva: rocíalo en la ensalada o barnízalo sobre pan integral. Y para un auténtico sabor mediterráneo, añade un toque de aceite de oliva, ajo y cebollín a la pasta.
* Cambia la carne roja y las aves por pescado. Evita las salchichas, el tocino y las carnes ricas en grasa. Consume pollo asado al menos dos veces por semana.
* De bocadillos, come nueces, almendras, nueces de la India y de Brasil.
* Bebe un poco de vino tinto (si el médico te da permiso). De lo contrario, el jugo de uva roja será suficiente.
Este artículo se tituló originalmente “Ayuda para el cerebro que envejece”, en la edición de marzo de 2010 de Reader'sDigest Canadá.

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